Entrevista Carolina Escandón estudiante del Master LL.M.

Nos encontramos con Carolina Escandón (39) un jueves por la tarde en la sede del Heidelberg Center para América Latina, poco antes de su próxima clase del Magíster en Derecho Internacional (LL.M.). En nuestra oficina conversamos con ella sobre su experiencia en el programa, sus expectativas profesionales y las reflexiones que ha ido recogiendo en el camino.

 

¿A qué te dedicas actualmente, tanto en el ámbito profesional como en otras áreas de tu vida?

Soy abogada de la Universidad Católica y egresé hace quince años. Durante toda mi carrera me he dedicado al área de litigios y arbitrajes civiles, fundamentalmente en estudios jurídicos. He realizado distintos postgrados y diplomados, y siempre tuve el interés de profundizar con un magíster en este ámbito. Este programa me atrajo especialmente por la posibilidad de especializarme en arbitraje internacional. Desde 2017 formo parte de la nómina de árbitros jóvenes del CAM, el Centro de Arbitraje y Mediación, en Santiago, lo que me ha permitido asumir el rol de juez-árbitro, compatibilizando esa función con mi trabajo como abogada litigante. Además, soy mamá de tres niños pequeñitos: de siete, cinco y casi dos años… Hay un gran desafío para compatibilizar mi día en el trabajo y las cosas de ellos (sonríe). Pero el tiempo ha pasado rápido y siento que ya superé la etapa más difícil. ¡Se puede! Estamos en eso.

¿Qué te llevó a decidirte por este programa y qué esperabas encontrar en él?

Es un programa sumamente interesante. Creo que es uno de los pocos en Chile que ofrece una amplia profundización en el derecho internacional desde distintos ámbitos. Yo lo elegí principalmente por el tema de arbitraje y resolución de conflictos, pero el plan de estudios abarca también comercio internacional, inversiones, derechos humanos y medioambiente. Por eso tengo muchos compañeros que no se dedican a lo mismo que yo y que están igualmente felices y aprovechando al máximo esta experiencia. Otro aspecto que me motivó fue que el programa es impartido conjuntamente por la Universidad de Chile y una universidad de prestigio europea. En mi situación personal y familiar me resultaba difícil dedicar uno o dos años a estudiar en el extranjero. Yo quería algo de excelencia académica sin tener que sacrificar tiempo con mi familia ni mis responsabilidades laborales. Poder acceder a una oportunidad así, con ese nivel académico y en Chile, es realmente un lujo.

¿En qué actividades has participado hasta ahora dentro del programa y qué destacarías de esas experiencias?

Por mi disponibilidad horaria, he participado principalmente en actividades vinculadas a mi área. Por ejemplo, en workshops organizados junto al CAM y en seminarios relacionados con el arbitraje internacional. Estos espacios me han ayudado a ir definiendo el tema sobre el cual me gustaría desarrollar mi tesis de magíster. Recuerdo especialmente un workshop con exalumnos, del que al principio no tenía muchas expectativas, pero resultó ser una experiencia muy enriquecedora. Pudimos compartir con ellos sus aprendizajes y conocer más sobre la estancia en Alemania que incluye el programa: cómo es, en qué consiste y qué desafíos implica. Conversar con quienes ya la vivieron nos permitió entender mejor cómo aprovechar al máximo esa experiencia.

En tu opinión, ¿qué conocimientos y habilidades se desarrollan especialmente a través del programa?

En el programa se profundiza en el derecho internacional desde una perspectiva verdaderamente integral, abarcando una amplia gama de áreas como las que mencioné. Además, desde mi experiencia, volver a estudiar después de varios años fuera de la universidad ha sido un desafío, pero también muy enriquecedor. Retomar el análisis, la escritura, la argumentación y la discusión me ha resultado muy estimulante. Además, compartir con compañeros de distintas áreas ha sido un gran aporte: en el mundo laboral uno tiende a encerrarse en un círculo, y aquí he podido abrirme a nuevas miradas. También ha sido interesante convivir con personas más jóvenes que yo. El tema generacional se nota —tienen otros intereses, otra forma de ver las cosas—, por ejemplo, en cómo abordan el uso de la inteligencia artificial y su aplicación al derecho. Todo eso me ha permitido aprender mucho y desarrollar nuevas habilidades. Otro aspecto muy valioso es el idioma. Como el magíster se imparte en inglés, uno se ve naturalmente impulsado a mejorar: a leer, escribir y participar en clases en ese idioma. Además, el programa ofrece cursos de alemán gratuitos para los estudiantes, lo que abre la posibilidad de adquirir un tercer idioma con cierta competencia. Es un plus muy importante, que realmente vale la pena aprovechar.

¿Por qué consideras que estos temas y competencias son relevantes hoy para profesionales en Chile, en América Latina o en tu propio campo?

Creo que en el mundo actual, hiperglobalizado e hiperconectado, las competencias y conocimientos en derecho internacional deberían ser fundamentales en las escuelas de derecho. Lamentablemente, en Chile este ámbito todavía está al debe en muchas de las facultades más importantes. Basta informarse un poco para ver cómo las decisiones de política comercial que se toman en otros países —por ejemplo, en Estados Unidos— tienen un impacto directo y evidente en nuestro día a día en Chile. Por eso, contar con un programa que ofrezca una formación de este nivel, con profesores de excelencia y una mirada internacional, no solo contribuye a que existan profesionales mejor preparados, sino que también ayuda a posicionar a Chile dentro de América Latina como un país con capital profesional altamente calificado en esta área.

¿Qué significa para ti participar en un programa conjunto entre la Universidad de Heidelberg y una universidad chilena?

Lo que más destaco es la excelencia académica del programa y su cuerpo docente, que reúne a destacados profesores de Chile junto a académicos internacionales. La única alternativa comparable sería irse al extranjero a cursar un LL.M. Además, el programa incluye una estancia en Heidelberg, donde tenemos la oportunidad de asistir a clases con profesores de la universidad y conocer de cerca cortes e instituciones internacionales. Creo que eso es realmente un lujo.

El programa contempla una estancia en Alemania. ¿Qué actividades incluye ese período y cómo imaginas que contribuirán a tu formación profesional?

Entiendo que tendremos un periodo de aproximadamente un mes de clases presenciales en Heidelberg, con profesores de allá y en inglés, un idioma que no usamos tanto en el día a día en Chile. También realizaremos visitas a tribunales e instituciones internacionales, y tendremos que preparar y defender la tesis y el examen final de grado. Creo que será tremendo, muy intenso. En mi caso, además tendré que hacer una pausa de mi trabajo y mi vida familiar, voy a estar sin mis hijos.  Por eso mismo quiero aprovecharla al máximo. Podré consolidar los conocimientos adquiridos durante el año, que han sido muy teóricos, y ver en terreno cómo una corte aborda determinados temas. Creo que será muy emocionante y muy formativo, profesional y personalmente. 

¿Qué esperas de esta experiencia en Alemania en el plano personal?

Yo pienso aprovecharlo al máximo —creo que incluso más que mis compañeros (ríe)—, porque será el mes que tengo para vivir esta experiencia, viajar y conocer gente. Me entusiasma mucho el encuentro multicultural: conocer a otros estudiantes y profesionales de la universidad, del Max Planck, con distintos intereses, idiomas y culturas. También quiero aprovechar la universidad y la ciudad, y vivir la experiencia de ser estudiante en una universidad de excelencia en el extranjero, por un periodo corto pero muy intenso. Creo que va a ser una experiencia increíble.

¿Qué aspectos de estudiar en una universidad alemana crees que serán más desafiantes?

Obviamente, el idioma será un desafío. Aunque el programa se dicta en inglés, probablemente tendremos que prepararnos también un poco en alemán. Quizá culturalmente haya diferencias que al principio sean difíciles de llevar, pero lo veo como algo positivo. Por supuesto, será una experiencia exigente: preparar y defender una tesis, rendir un examen final, siempre es complejo. Pero en el contexto en que estaremos, acompañados y apoyándonos entre compañeros, estoy segura de que lo vamos a superar. No solo “cumplir”, sino superarnos realmente.

¿Qué esperas llevarte de esta experiencia cuando regreses a Chile?

Yo tomé este magíster porque quería profundizar en mi área. Pero una vez que comencé el programa y descubrí la amplitud de temas que abarca, me di cuenta de que también tenía interés en otras áreas que antes no había explorado.Gracias a esta experiencia, no descarto que en el futuro pueda contribuir desde otra vereda distinta a la que me encuentro hoy —mi zona de confort—, por ejemplo, en el servicio público o en espacios vinculados con las materias del programa. Esa ventana que se me abrió, antes no existía. Tomé el magíster con una meta clara, pero en el camino se me abrieron nuevas perspectivas que me convencieron que no es tarde para dedicarme a otras cosas. El sustento teórico y práctico que entrega el programa te da esa seguridad. Y eso me motiva aún más.